Por: Marisa Garza.
Monterrey, Nuevo León.- En las instalaciones de la Aula Magna del Colegio Civil, la noche del viernes 19 de mayo pudimos asistir a la obra de Teatro “1521 La Caída” texto y dirección de David Olguín. Como parte del Festival Alfonsino ofrecido por la máxima casa de estudios.
Esta obra está conformada por tres funciones en las que distintas voces nos hablan del mismo hecho histórico: La caída de Tenochtitlán, desde la llegada de los españoles hasta la rendición de los mexicas.
En la parte dos de tres, nos presentaron cinco monólogos teniendo de fondo unas ramas secas en forma de un árbol que nos remite a la noche triste, plantado sobre cenizas grises y unos cuantos escombros completan una escenografía minimalista que funciona como excelente metáfora del origen de una nueva civilización.
1521: La Caída es una obra de teatro sensorial, el olor de copal nos recibe al ingresar a la sala, su humo purificador nos transporta al pasado por medio de los sentidos, a los lugares en los que los personajes nos van a adentrando, los sonidos de los instrumentos de nuestros pueblos originarios, los cantos y tambores hacen del paisaje sonoro un deleite al oído, visualmente no hay muchos elementos sobre el escenario lo que sí hay es un impecable manejo de la luz, la piel llega a erizarse por momentos ante el relato de la Malinche, doña Marina la lengua de los conquistadores.
Inicia esta segunda parte con Fray Bartolomé de Olmedo (Sergio Zurita), estamos ante el dialogo de un Fray con la virgen, a la que le cuenta lo que lo aflige y le pide consejo ante lo que pasa entre los españoles y las naturales de la nueva tierra. Los soldados e incluso los capitanes se escudan con la frase: La cama une naciones. El mestizaje surgió ante el desviar de la mirada de los Frailes que no pudieron contra el fuerte impulso de la natura que despertaron las indias que son tan, tan lujuriosísimas… (Pobrecitos señores españoles no pudieron salvar su virtud).
El segundo monólogo fue de la Malinche (Kira Rodriguez) nos muestra una visión de Doña Marina, muy interesante, como una letra cambió su destino, al referirse al señor Cortes como Malinche, la hacían a ella dueña de Cortes y no a la inversa, nos presentan a una mujer que encontró el poder de las palabras y el conocimiento de las lenguas como la clave que la llevó de ser esclava a ser intérprete y ser la compañía más valiosa para Cortes, además de llevarla a estar ante el mismo Tlatoani, y nos muestra un poco de como fue el amor que sintió por Cortes. “Él es yo, yo soy Él. Él es yo, yo soy él” reza la Malinche.
Acompañamos también al Tlatoani Moctezuma II (Mauricio Pimentel) por su camino al inframundo, para ese momento el abundante humo del copal creó una atmósfera de neblina, y fuimos testigos del dialogo entre él y uno de sus dioses, tiene la importante reflexión de que existe poder en las palabras tan fuerte que incluso pueden lastimar a los muertos, y como en el inframundo incluso los reyes pueden perderse al tratar de encontrar su camino, fue el más catartico de los cinco monólogos presentados durante la función, mucho tuvo que ver el excelente trabajo actoral, su dicción, la fuerza de su voz, y la corporalidad. Nos hizo sentir el más allá.
Nochipa (Silvia García) nos entrega una oda al amor materno, ese amor fuerte resultado del deseo intenso de dar vida, el arrulló de una madre ante su recién nacida se vuelve confesión de lo que fue su trabajo de parto, el deseo de su padre que ya falleció porque fuera varón, por tener un guerrero, Nochipa reflexiona, “Quieren guerreros pero si no nacieran mujeres cómo seguiría vivo el sol”.
Tal vez el elemento menos afortunado del montaje fue el apoyo de la videoproyección que al estar de fondo, el árbol de la escenografía estorbaba la visión completa, además de perderse con los textos demasiado largos, que si los hubieran omitido poco o nada cambia la compresión de la obra.
Los invitamos a la tercera parte de 1521: La caída, hoy 20 de mayo a las 8PM en el Aula Magna del Colegio Civil Centro Cultural Universitario. Los boletos los pueden adquirir en taquilla previo a la función. Y si no presenciaron las dos primeras partes eso no impide su comprensión ya que su estructura funciona de manera de un monólogo tras otro. Es una excelente oportunidad de reflexionar lo que somos, y de tener un panorama más amplio de un hecho histórico lleno de dolor y sangre.
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